jueves, 10 de mayo de 2012

Que treinta años no es nada...

Vale que el tango del inmortal Gardel no hablaba de 30, sino de 20, pero es que me venía de miedo para el título de la entrada...

Treinta años ya, de la muerte de otro inmortal como fue Gilles... Pocas veces no es necesario mencionar el apellido de alguien para que todos sepamos de quién estamos hablando.

Y es que los más jóvenes aficionados a la F1 cuando oyen hablar de Villeneuve pensarán inmediatamente en Jacques, campeón del mundo en 1997. Pero los que tengan más edad, o sean unos enamorados de la historia de la F1, entre los que me incluyo, sólo pensamos en su padre, Gilles Villeneuve.

Gilles es a la F1 o Ferrari lo que Di Stéfano al Real Madrid o Pelé a Brasil... Si alguien ve una camiseta amarilla con un 10 en el dorsal piensa en Pelé, si uno ve un Ferrari con un 27 en el costado, pensará en Gilles.

Y es que es impresionante que en la escudería por antonomasia de la F1, en la que han corrido los mejores pilotos de la historia, en la que han destacado "monstruos" de la categoría reina y campeones mundiales como Lauda o Prost o Alonso o Schumacher o Mansell o tantos otros, Gilles sea todavía el piloto más querido y más añorado. Y digo esto porque Gilles nunca 7 campeonatos como Schumi (de hecho, no ganó ni uno), ni era un piloto preciso como Prost... pero Gilles era pura pasión, como Ferrari, y eso hizo que piloto, escudería y afición se entendieran y se quisieran como nunca había sucedido.

Enzo llegó a quererle como a un hijo, el estilo agresivo y despreocupado en pista de Gilles, y la forma en la que luchaba a brazo partido con un Ferrari evidentemente inferior a otros coches de la época hicieron que il Commendatore se enamorara del canadiense. Su deportividad la demostraba continuamente, y quedó perfectamente retratada con el desenlace de la temporada 79.

Gilles, puro corazón rosso
Por si esto fuese poco, Gilles se encargó de dejar para la historia alguna gesta heroica sello de la casa, como aquella imborrable imagen de su Ferrari a tres ruedas con la cuarta totalmente destruída, o la gloriosa carrera de Jarama, batallando y manteniendo a raya a sus seguidores con aquel Ferrari desesperadamente lento...

Y para poner la guinda a la leyenda, aquella injusta y absurda muerte, precedida por otra de sus encendidas actuaciones con su compañero Pironi como co-protagonista.

Gilles tenía todos los ingredientes para convertirse en leyenda y lo consiguió, de veras que lo hizo.

La prueba es que Ferrari no le ha olvidado. El pasado 8 de Mayo, al conmemorarse 30 años de su muerte, Ferrari organizó un extraordinario evento, del que podéis leer más en el twitter oficial de Fernando Alonso o la página de Ferrari.

Jacques Villeneuve y Alonso intercambiaron cascos

Jacques estrecha la mano de Montezemolo en Fiorano sentados en el 312 T4
En el sentido homenaje, su hijo Jacques se subió al Ferrari 312 T4 que su padre hizo volar literalmente en la temporada 79, las campanas de Santa Caterina de Módena repicaron en su memoria a la hora exacta de su muerte (13:52) y todo el equipo, la familia Ferrari más bien, hizo lo que hacen las familias de bien, recordar a los suyos que se han ido.

Gracias Ferrari por mantener viva la pasión en F1.